El 2016 será recordado como un nefasto año. Además de los atentados en Bélgica, Francia y Alemania, entre otros países, muchos perdieron a sus ídolos. Dijeron adiós David Bowie, Alan Rickman, Prince y ayer George Michael.
Yo, sin embargo, recordaré el 2016 como el año que me devolvió la Vida.
El 18 de mayo fui diagnosticada en remisión y por siempre recordaré esa fecha como el día de mi segundo nacimiento, quizá del verdadero, porque lo pude experimentar en todo mi ser, con la consciencia despierta...
Estoy segura de que, al igual que las muertes de este año, ocurrieron nacimientos iguales a los míos. Nacimientos de personas comunes que como yo lucharon por un renacer.
Ojalá nos enfocáramos en eso, en la Vida, y en los ídolos que viven a nuestro alrededor, o sea, nuestros padres, amigos y familiares, porque son ellos los que constituyen los verdaderos pilares y los que hacen de la cotidianidad un continuo renacer.
Ojalá.
Showing posts with label solitude. Show all posts
Showing posts with label solitude. Show all posts
Monday, December 26, 2016
Sunday, July 24, 2016
Sour Girl - March, April and & May feelings
La decepción es peor que la tristeza.
La tristeza se supera, poco a poco. Es agria, aunque linda. Cuando te acaricia este sentimiento, hay que aprovecharlo. Aunque sea clichoso, de ahí nacen los mejores poemas, pinturas y reflexiones filosóficas... En fin, de la tristeza misma nace la esperanza, y luego la felicidad.
En cambio, la decepción corrompe el corazón de una forma distinta. La decepción se agarra de la culpa, la del Otro y la de sí mismo. Es amarga y tarda en curar. Es un sentimiento retroactivo. Regresa con la espada en mano. Hay que estar preparado para defenderse. Y, pobre del corazón cuando ataca la decepción, pues de ahí se sigue enfermando el resto del cuerpo hasta llegar al cerebro. La decepción es una mezcla de furia, arrepentimiento e impotencia. Es un mal que hace desaparecer la esperanza y, por ende, la felicidad.
Es por eso que los peores rompimientos no son los tristes, sino cuando una de las dos partes queda decepcionada.
Lo digo por experiencia. He tardado más en sanar las heridas de la decepción que las de la tristeza.
La decepción regresa repentinamente, se convida a sí misma y llega cuando le parece, o sea, en el momento menos apropiado...
La decepción me apagó por completo. En esto venía pensando hoy en la tarde, y lo vengo pensando desde hace algún tiempo, desde que terminé mi última relación.
Algo dentro de mí murió. Eso que llaman la esperanza ya no existe para mí.
Ahora solo veo un camino solitario y bello, porque estoy yo sola.
Parecería que todo esto es una queja, pero no lo es. Es más un reconocimiento. Y supongo que son los efectos de la soledad.
La tristeza se supera, poco a poco. Es agria, aunque linda. Cuando te acaricia este sentimiento, hay que aprovecharlo. Aunque sea clichoso, de ahí nacen los mejores poemas, pinturas y reflexiones filosóficas... En fin, de la tristeza misma nace la esperanza, y luego la felicidad.
En cambio, la decepción corrompe el corazón de una forma distinta. La decepción se agarra de la culpa, la del Otro y la de sí mismo. Es amarga y tarda en curar. Es un sentimiento retroactivo. Regresa con la espada en mano. Hay que estar preparado para defenderse. Y, pobre del corazón cuando ataca la decepción, pues de ahí se sigue enfermando el resto del cuerpo hasta llegar al cerebro. La decepción es una mezcla de furia, arrepentimiento e impotencia. Es un mal que hace desaparecer la esperanza y, por ende, la felicidad.
Es por eso que los peores rompimientos no son los tristes, sino cuando una de las dos partes queda decepcionada.
Lo digo por experiencia. He tardado más en sanar las heridas de la decepción que las de la tristeza.
La decepción regresa repentinamente, se convida a sí misma y llega cuando le parece, o sea, en el momento menos apropiado...
La decepción me apagó por completo. En esto venía pensando hoy en la tarde, y lo vengo pensando desde hace algún tiempo, desde que terminé mi última relación.
Algo dentro de mí murió. Eso que llaman la esperanza ya no existe para mí.
Ahora solo veo un camino solitario y bello, porque estoy yo sola.
Parecería que todo esto es una queja, pero no lo es. Es más un reconocimiento. Y supongo que son los efectos de la soledad.
Saturday, May 28, 2016
La chica más triste en el supermercado
Hoy visité el nuevo supermercado de Monte Mall. Lo remodelaron y esta semana fue su gran apertura. Ahora creo que se llama Pueblo, The Village o algo así. Tú sabes, le añadieron un toquecito elite...
Como parte de la remodelación, hicieron el espacio más grande y ahora hay más variedad de productos. De hecho, ni siquiera fue que hicieron el espacio más grande, sino que cambiaron de local. Ahora queda en el segundo piso.
Y bueno, entré al súper. Había mucha gente aprovechando los grandes especiales de reapertura. Nunca me ha gustado estar alrededor de mucha gente; odio los bullicios, la muchedumdre...
Pero, yo tenía dos o tres cositas que comprar y, principalmente, quería complacer a mi mamá y comprarle 7 docenas de huevos que estaban nada más y nada menos que a $5. Comprar al por mayor o estilo cuponeras, me da vergüenza. Será por mi condición de soltera y sin familia... porque, ¿quién rayos necesita tantos huevos? Supongo que los reposteros; yo no, y a lo mejor ni siquiera ni una familia de 5.
Anyways, mi mamá cocina mucho para mis tíos y ella hace muchos bizcochos; así que supongo que era un gran especial para ella. Pero, como decía, comprar cosas al por mayor que yo no necesito me hace sentir bien self conscious, como si estuviera haciendo algo malo. Traté de avanzar lo más posible, pero imagínese, tuve que abrir cada cajita y verificar que todos los huevos estuvieran en perfecta condición. El tiempo se me hizo un poco eterno pero valió la pena porque mami está feliz. Y de esas esas docenas, me llevaré dos a mi apartamento. Esta semana definitivamente estaré haciendo recetas, muchas recetas que contengan huevo.
Pero, realmente, este no es el punto de mi historia...ni la reapertura, ni el especial, ni los huevos, ni siquiera comprar al por mayor...
El punto, es aún, un poco menos ridículo.
Cuando era pequeña, siempre iba al supermercado con mi mamá. Yo lo odiaba porque me tenía que levantar temprano para ir con ella. Al menos eso es lo que recuerdo. Y, aunque no tuviera que levantarme temprano, no me gustaba ir. No sé ni por qué. Quizá era la rutina, quizá era que me quería quedar en casa viendo muñequitos. O, ahora que lo pienso, quizá yo era demasiado pequeña para quedarme sola en la casa. Lo que sí recuerdo es siempre sentirme molesta por tener que ir...
Ya de adulta le he cogido un poco más el gusto, pero no es mi sitio favorito. Siempre que tengo que hacer compras, me regodeo un poco, busco excusas, y cuando entro al supermercado, quiero terminar lo más rápido posible.
Hace casi dos años, y por cosas irremediables del destino, tuve que regresar a casa de mi mamá. Como las costumbres no mueren, durante esos meses solí seguir yendo con ella a hacer compras, principalmente para ayudarla con mis tíos (ya que mami era y es quien se encarga de ellos).
Nostras íbamos a Sam's Club.
Fue, durante este periodo, que el odio se convirtió en nostalgia.
Ya no se trataba meramente de escoger alimentos, sino también de estudiar a la gente y sus comportamientos.
Estaban las madres acompañadas por su hija o hijas. Yo era parte de ese grupo. Estaban las parejas jóvenes, unos con cara de recién casados, llenos de esperanza y amor, y otros con cara de amargados. Estaban las familias completas, la mamá, el papá y sus dos, tres, cuatro o cinco hijos. Estaban las hermanas mayores, la mamá joven soltera con su bebé, estaban papá e hijo... En fin, todo el mundo acompañado. Hacer compras era una tarea familiar, de compartir, un ritual de domingo o de fin de semana.
Ver todos estos grupos de personas me hacía reflexionar sobre mi vida y me hacía sentir una especie de nostalgia por el futuro. En cierto sentido, me hacía sentir melancólica y me ponía a pensar en el momento en que yo me casaría o tendría hijos y cómo no querría que ellos odiaran hacer compra como yo; o como yo me molestaría si se pasaran correteando y gritando por cada góndola...
Hoy, de repente, me di cuenta que hace un tiempo dejé de sentir esa nostalgia; que desde hace algún tiempo voy al supermercado y ya no analizo el comportamiento de las familias... Ahora me enfoco en cuán incómoda me siento cuando hay mucha gente y en cómo, antes de entrar, simpre pienso "ay, espero no encontrarme a nadie". No, tampoco me gusta el small talk y, por lo tanto, siempre quiero salir lo más pronto posible.
Hoy, particularmente, entre medio de toda la gente regocijada, entre medio del revolú y el frenesí en Pueblo, me sentí como la chica más triste en el supermercado. Sentía que no podía esconderlo, mi rostro triste, mi desánimo. No estaba segura si la gente se daba cuenta o si quiera si le importaba... "Pobre muchacha", habrá pensado alguien que me haya notado. O, "nunca había visto a alguien tan triste haciendo compras", habrá pensado otro.
No sé qué cosa ocurrió diferente. Quizá es que desde hace tiempo dejé de pensar en mi futuro con alguna familia y empecé a aceptar la posibilidad de quedarme sola.
Quizá es que el supermercado para mí siempre será un espacio vacuo, aburrido, lleno de personas y emociones saltedas... Quizá es eso, que ya no me veo en ellas.
Quizá es que me hace pensar en mi propia soledad, y aunque no me importa quedarme sola, admito que me hace querer compartir con alguien haciendo compras; quizá, en mi subconsciente, quiero ser como los demás y estar acompañada. Y no hay nadie.
Como parte de la remodelación, hicieron el espacio más grande y ahora hay más variedad de productos. De hecho, ni siquiera fue que hicieron el espacio más grande, sino que cambiaron de local. Ahora queda en el segundo piso.
Y bueno, entré al súper. Había mucha gente aprovechando los grandes especiales de reapertura. Nunca me ha gustado estar alrededor de mucha gente; odio los bullicios, la muchedumdre...
Pero, yo tenía dos o tres cositas que comprar y, principalmente, quería complacer a mi mamá y comprarle 7 docenas de huevos que estaban nada más y nada menos que a $5. Comprar al por mayor o estilo cuponeras, me da vergüenza. Será por mi condición de soltera y sin familia... porque, ¿quién rayos necesita tantos huevos? Supongo que los reposteros; yo no, y a lo mejor ni siquiera ni una familia de 5.
Anyways, mi mamá cocina mucho para mis tíos y ella hace muchos bizcochos; así que supongo que era un gran especial para ella. Pero, como decía, comprar cosas al por mayor que yo no necesito me hace sentir bien self conscious, como si estuviera haciendo algo malo. Traté de avanzar lo más posible, pero imagínese, tuve que abrir cada cajita y verificar que todos los huevos estuvieran en perfecta condición. El tiempo se me hizo un poco eterno pero valió la pena porque mami está feliz. Y de esas esas docenas, me llevaré dos a mi apartamento. Esta semana definitivamente estaré haciendo recetas, muchas recetas que contengan huevo.
Pero, realmente, este no es el punto de mi historia...ni la reapertura, ni el especial, ni los huevos, ni siquiera comprar al por mayor...
El punto, es aún, un poco menos ridículo.
Cuando era pequeña, siempre iba al supermercado con mi mamá. Yo lo odiaba porque me tenía que levantar temprano para ir con ella. Al menos eso es lo que recuerdo. Y, aunque no tuviera que levantarme temprano, no me gustaba ir. No sé ni por qué. Quizá era la rutina, quizá era que me quería quedar en casa viendo muñequitos. O, ahora que lo pienso, quizá yo era demasiado pequeña para quedarme sola en la casa. Lo que sí recuerdo es siempre sentirme molesta por tener que ir...
Ya de adulta le he cogido un poco más el gusto, pero no es mi sitio favorito. Siempre que tengo que hacer compras, me regodeo un poco, busco excusas, y cuando entro al supermercado, quiero terminar lo más rápido posible.
Hace casi dos años, y por cosas irremediables del destino, tuve que regresar a casa de mi mamá. Como las costumbres no mueren, durante esos meses solí seguir yendo con ella a hacer compras, principalmente para ayudarla con mis tíos (ya que mami era y es quien se encarga de ellos).
Nostras íbamos a Sam's Club.
Fue, durante este periodo, que el odio se convirtió en nostalgia.
Ya no se trataba meramente de escoger alimentos, sino también de estudiar a la gente y sus comportamientos.
Estaban las madres acompañadas por su hija o hijas. Yo era parte de ese grupo. Estaban las parejas jóvenes, unos con cara de recién casados, llenos de esperanza y amor, y otros con cara de amargados. Estaban las familias completas, la mamá, el papá y sus dos, tres, cuatro o cinco hijos. Estaban las hermanas mayores, la mamá joven soltera con su bebé, estaban papá e hijo... En fin, todo el mundo acompañado. Hacer compras era una tarea familiar, de compartir, un ritual de domingo o de fin de semana.
Ver todos estos grupos de personas me hacía reflexionar sobre mi vida y me hacía sentir una especie de nostalgia por el futuro. En cierto sentido, me hacía sentir melancólica y me ponía a pensar en el momento en que yo me casaría o tendría hijos y cómo no querría que ellos odiaran hacer compra como yo; o como yo me molestaría si se pasaran correteando y gritando por cada góndola...
Hoy, de repente, me di cuenta que hace un tiempo dejé de sentir esa nostalgia; que desde hace algún tiempo voy al supermercado y ya no analizo el comportamiento de las familias... Ahora me enfoco en cuán incómoda me siento cuando hay mucha gente y en cómo, antes de entrar, simpre pienso "ay, espero no encontrarme a nadie". No, tampoco me gusta el small talk y, por lo tanto, siempre quiero salir lo más pronto posible.
Hoy, particularmente, entre medio de toda la gente regocijada, entre medio del revolú y el frenesí en Pueblo, me sentí como la chica más triste en el supermercado. Sentía que no podía esconderlo, mi rostro triste, mi desánimo. No estaba segura si la gente se daba cuenta o si quiera si le importaba... "Pobre muchacha", habrá pensado alguien que me haya notado. O, "nunca había visto a alguien tan triste haciendo compras", habrá pensado otro.
No sé qué cosa ocurrió diferente. Quizá es que desde hace tiempo dejé de pensar en mi futuro con alguna familia y empecé a aceptar la posibilidad de quedarme sola.
Quizá es que el supermercado para mí siempre será un espacio vacuo, aburrido, lleno de personas y emociones saltedas... Quizá es eso, que ya no me veo en ellas.
Quizá es que me hace pensar en mi propia soledad, y aunque no me importa quedarme sola, admito que me hace querer compartir con alguien haciendo compras; quizá, en mi subconsciente, quiero ser como los demás y estar acompañada. Y no hay nadie.
Tuesday, March 8, 2016
Saludo al Sol
Hoy tuve uno de esos momentos.
No suelo levantarme temprano. No soy "morning person". Nunca lo he sido.
Salí de mi casa a una cita médica. Eran las 6:00am. Estaba todo oscuro aún. Hacía viento y un poco de frío. Solo faltaba la lluvia. Comenzaba lo que prometía ser unos de esos días favoritos míos: los lluviosos, los que nos hacen acurrucarnos como gatitos.
Voy y regreso. Ya había amanecido. La luz del sol poco a poco comenzaba a calentar. Yo me decía "qué pena que no soy morning person porque esta luz es hermosa; es una pena pérdermela todos los días"... Pero al mismo tiempo reflexionaba que era bueno no serlo porque así sabía admirarla y valorarla más...como en ese momento.
Subo las escaleras hacia mi apartamento. La luz iba alzándose suavemente, casi con un sonido angelical. Me sentía feliz de que estuviéramos contectados, el Sol y yo.
Entro a mi hogar. Hago café y decido tomármelo con unas galletas export sodas y mantequilla, recordando a mi abuela y mi infancia. Me siento en el comedor.
Justo al frente, un poco hacia la izquiera, hay una ventana que da para el Este. El sol seguía subiendo al cielo. Y me iluminaba. Nos saludábamos como si fuéramos viejos amigos que no nos vemos en mucho tiempo. Su leve calor me hacía sentir viva, alegre, segura, protegida.
Yo tomaba mi desayuno en paz y sonreía a medias, como una luna creciente.
*
Gracias por ese instante de pura felicidad, Sol.
Gracias por dejarme saber que todo va a estar bien y que seguiremos siendo amigos.
No suelo levantarme temprano. No soy "morning person". Nunca lo he sido.
Salí de mi casa a una cita médica. Eran las 6:00am. Estaba todo oscuro aún. Hacía viento y un poco de frío. Solo faltaba la lluvia. Comenzaba lo que prometía ser unos de esos días favoritos míos: los lluviosos, los que nos hacen acurrucarnos como gatitos.
Voy y regreso. Ya había amanecido. La luz del sol poco a poco comenzaba a calentar. Yo me decía "qué pena que no soy morning person porque esta luz es hermosa; es una pena pérdermela todos los días"... Pero al mismo tiempo reflexionaba que era bueno no serlo porque así sabía admirarla y valorarla más...como en ese momento.
Subo las escaleras hacia mi apartamento. La luz iba alzándose suavemente, casi con un sonido angelical. Me sentía feliz de que estuviéramos contectados, el Sol y yo.
Entro a mi hogar. Hago café y decido tomármelo con unas galletas export sodas y mantequilla, recordando a mi abuela y mi infancia. Me siento en el comedor.
Justo al frente, un poco hacia la izquiera, hay una ventana que da para el Este. El sol seguía subiendo al cielo. Y me iluminaba. Nos saludábamos como si fuéramos viejos amigos que no nos vemos en mucho tiempo. Su leve calor me hacía sentir viva, alegre, segura, protegida.
Yo tomaba mi desayuno en paz y sonreía a medias, como una luna creciente.
*
Gracias por ese instante de pura felicidad, Sol.
Gracias por dejarme saber que todo va a estar bien y que seguiremos siendo amigos.
Friday, December 25, 2015
La noche que dejé de ser gente...
La época navideña es la suma de la puertorriqueñitud de todos los puertorriqueños. Me explico. Todo lo que define a buen un puertorriqueño tradicional o estereotípico por excelencia se desborda en esta nefasta época. Nefasta. Sí. Porque yo soy una de esas personas que odia la navidad.
Dígame antisocial, extraña, anormal o aburrida, pero no hay nada de la navidad que me guste y no voy a pedir disculpas por ello.
La algarabía, la bebida, el baile, la música alta, la salsa, el merengue, las maracas, el parrandón, el vocifereo de los borrachos, el incordio aquél o aquélla, el wepa, los aplausos... todo me enerva.
Si todo esto es lo que define a un buen puertorriqueño, yo, definitivamente, no lo soy.
Este es mi eterno retorno al tema de mi identidad. ¿El no identificarme con todas estas características me hace menos puertorriqueña? Nací en Puerto Rico y me crié aquí, ¿por qué no me identifico con nada de eso?
Será porque cuando era pequeña mis padres no escuchaban ni salsa ni merengue. Tampoco recuerdo ir a fiestas.
Sin embargo, sé que de parte de mi papá heredé una fuerte influencia de la música de la cultura americana. Eso fue lo que a mis oídos le gustó y ya no hubo vuelta a trás.
Pero creo que antes de escuchar a REO Speedwagon, Cars, Air Supply, Boston, Tears For Fears y Toto hubo un episodio que cambió mi vida para siempre.
Yo era pequeña, tenía como 5 años o menos. "Tú te parabas frente al televisor", me ha contado mi mamá, "y te encantaba ver a Tina Turner bailar en su video "Private Dancer".
La noche que dejé de ser gente tuvo que haber sido, definitivamente, aquella noche... Supongo que puedo decir con certitud que mi puertorriqueñitud desaspareció gracias a Tina.
Pero que conste que Tina hizo solo eso, me despuertorriqueñizó.
No le tengo rencor y, más aún, le doy las gracias.
Gracias Tina, porque soy la linda oveja negra que odia la navidad y no se identifica con la puertorriqueñidad en lo absoluto. Porque prefiero la serenidad ante la algarabía y el olor a lavanda ante el tufo de dos o tres borrachos incordios. Gracias Tina, porque, aunque solo admiré una sola canción tuya, descubrí un mundo de música que me llenó de felicidad y me hizo tener gustos distintos a todos desde pequeña.
Y ser distinta a todos, es lo que más celebro en un día como hoy.
Dígame antisocial, extraña, anormal o aburrida, pero no hay nada de la navidad que me guste y no voy a pedir disculpas por ello.
La algarabía, la bebida, el baile, la música alta, la salsa, el merengue, las maracas, el parrandón, el vocifereo de los borrachos, el incordio aquél o aquélla, el wepa, los aplausos... todo me enerva.
Si todo esto es lo que define a un buen puertorriqueño, yo, definitivamente, no lo soy.
Este es mi eterno retorno al tema de mi identidad. ¿El no identificarme con todas estas características me hace menos puertorriqueña? Nací en Puerto Rico y me crié aquí, ¿por qué no me identifico con nada de eso?
Será porque cuando era pequeña mis padres no escuchaban ni salsa ni merengue. Tampoco recuerdo ir a fiestas.
Sin embargo, sé que de parte de mi papá heredé una fuerte influencia de la música de la cultura americana. Eso fue lo que a mis oídos le gustó y ya no hubo vuelta a trás.
Pero creo que antes de escuchar a REO Speedwagon, Cars, Air Supply, Boston, Tears For Fears y Toto hubo un episodio que cambió mi vida para siempre.
Yo era pequeña, tenía como 5 años o menos. "Tú te parabas frente al televisor", me ha contado mi mamá, "y te encantaba ver a Tina Turner bailar en su video "Private Dancer".
La noche que dejé de ser gente tuvo que haber sido, definitivamente, aquella noche... Supongo que puedo decir con certitud que mi puertorriqueñitud desaspareció gracias a Tina.
Pero que conste que Tina hizo solo eso, me despuertorriqueñizó.
No le tengo rencor y, más aún, le doy las gracias.
Gracias Tina, porque soy la linda oveja negra que odia la navidad y no se identifica con la puertorriqueñidad en lo absoluto. Porque prefiero la serenidad ante la algarabía y el olor a lavanda ante el tufo de dos o tres borrachos incordios. Gracias Tina, porque, aunque solo admiré una sola canción tuya, descubrí un mundo de música que me llenó de felicidad y me hizo tener gustos distintos a todos desde pequeña.
Y ser distinta a todos, es lo que más celebro en un día como hoy.
Monday, December 7, 2015
Nublado
Adoro los días nublados.
Amo despertar y sentir la lluvia.
Es más fácil brillar y respirar ante la sublime oscuridad del cielo.
Nunca entendí a la gente que dice que "el día está feo" cuando las nubes están grises y caen gotas de arriba.
Nunca.
*Imagen encontrada en Brain Pickings
Amo despertar y sentir la lluvia.
Es más fácil brillar y respirar ante la sublime oscuridad del cielo.
Nunca entendí a la gente que dice que "el día está feo" cuando las nubes están grises y caen gotas de arriba.
Nunca.
*Imagen encontrada en Brain Pickings
Sunday, November 8, 2015
V a l o r e s
Llámeme tradicional pero creo en los valores.
El respeto, la confianza, la dignidad, la sinceridad, la respondabilidad, la tolerancia, el compromiso, el amor... pienso que mucha gente los toma por sentado.
Es por eso que por mucho tiempo he tratado de regirme por esta cita de Susan Sontag: "If I expect as little as possible I won't be hurt".
Es triste, lo sé. Y decepcionante. Al menos para mí.
EJEMPLOS
[falta de compromiso y confianza]
Es decepcionante tener una pareja por más de dos años y pensar "¿para qué lo voy a llamar para pedirle un favor si yo sé que me va a poner excusas o va a titubear ante su respuesta?".
[falta de compromiso]
Es decepcionante pensar "necesito a mi amiga pero para qué la voy a llamar si ella nunca contesta su teléfono" y cuando te devuelve la llamada o mensaje (horas o días después) ya no la necesitas.
[Falta de dignidad, respeto, tolerancia y confianza]
Es triste temer contarle algo a tus padres por miedo a que te juzguen y utilicen tus opiniones en tu contra tiempo después.
[falta de respeto y sinceridad]
Es doloroso e inquietante salir con un chico que promete querer ser tu amigo y se muestra genuinamente entusiasmado en querer compartir contigo para que, de repente, deje de escribirte sin razón alguna (razón que por su puesto debe tener pero no la sinceriza por escrito).
Es por esto que admito que la soledad ha sido esencial para mí en los pasados meses porque de esta forma solo cuento conmigo; y yo conozco mis virtudes y mis límites y, por su puesto, hay menos probabilidades de fallarme a mí misma.
Admito también que me parece impensable pedir ayuda porque de antemano siento que voy a quedar decepcionada.
Me pregunto por qué no existe armonía entre las personas y los valores...
Me pregunto por qué la gente no es capaz de sensibilizarse y pensar en los sentimientos de los demás...
Me pregunto si soy yo la que espera mucho de la gente... o si es normal que la gente sea demasiado egoísta y despreocupada por el prójimo.
Me pregunto si por mucho tiempo me he estado rodeando de la gente equivocada...
Eso. La gente, pienso, está equivocada. La gente peca de un egocentrismo excesivo. La gente no se fija tanto en el Otro porque está demasiado ocupada con su trabajo, con su vida.
Me temo que no puedo cambiar el mundo, a las personas. Me temo que tendré que seguir usando mi escudo, o sea, me temo que seguiré esperando poco de todos.
Me temo que, aunque quisiera terminar esta nota con aire de esperanza, no puedo. No puedo porque no la tengo. Hoy no.
El respeto, la confianza, la dignidad, la sinceridad, la respondabilidad, la tolerancia, el compromiso, el amor... pienso que mucha gente los toma por sentado.
Es por eso que por mucho tiempo he tratado de regirme por esta cita de Susan Sontag: "If I expect as little as possible I won't be hurt".
Es triste, lo sé. Y decepcionante. Al menos para mí.
EJEMPLOS
[falta de compromiso y confianza]
Es decepcionante tener una pareja por más de dos años y pensar "¿para qué lo voy a llamar para pedirle un favor si yo sé que me va a poner excusas o va a titubear ante su respuesta?".
[falta de compromiso]
Es decepcionante pensar "necesito a mi amiga pero para qué la voy a llamar si ella nunca contesta su teléfono" y cuando te devuelve la llamada o mensaje (horas o días después) ya no la necesitas.
[Falta de dignidad, respeto, tolerancia y confianza]
Es triste temer contarle algo a tus padres por miedo a que te juzguen y utilicen tus opiniones en tu contra tiempo después.
[falta de respeto y sinceridad]
Es doloroso e inquietante salir con un chico que promete querer ser tu amigo y se muestra genuinamente entusiasmado en querer compartir contigo para que, de repente, deje de escribirte sin razón alguna (razón que por su puesto debe tener pero no la sinceriza por escrito).
Es por esto que admito que la soledad ha sido esencial para mí en los pasados meses porque de esta forma solo cuento conmigo; y yo conozco mis virtudes y mis límites y, por su puesto, hay menos probabilidades de fallarme a mí misma.
Admito también que me parece impensable pedir ayuda porque de antemano siento que voy a quedar decepcionada.
Me pregunto por qué no existe armonía entre las personas y los valores...
Me pregunto por qué la gente no es capaz de sensibilizarse y pensar en los sentimientos de los demás...
Me pregunto si soy yo la que espera mucho de la gente... o si es normal que la gente sea demasiado egoísta y despreocupada por el prójimo.
Me pregunto si por mucho tiempo me he estado rodeando de la gente equivocada...
Eso. La gente, pienso, está equivocada. La gente peca de un egocentrismo excesivo. La gente no se fija tanto en el Otro porque está demasiado ocupada con su trabajo, con su vida.
Me temo que no puedo cambiar el mundo, a las personas. Me temo que tendré que seguir usando mi escudo, o sea, me temo que seguiré esperando poco de todos.
Me temo que, aunque quisiera terminar esta nota con aire de esperanza, no puedo. No puedo porque no la tengo. Hoy no.
Wednesday, October 21, 2015
amor
Prólogo
A veces pienso que el amor es un invento. Que eso no existe. Quizá no existe para mí.
Quizá es que cuando sucede en mí ese aire caliente y doloroso, lo vivo intensamente. Duele porque es como un fuego muy frío que hiere mi pecho, me congela, me congela en amor. Y doy todo por ese amor. Quizá es eso. No debo darlo todo. Me debo quedar conmigo, con alguna parte. Pero necesito aprender cómo se hace. Es un misterio. Pero para mí todo lo es en este momento de mi vida.
it
No sé bailar, pero si un baile conozco, es el baile del amor.
Un baile que, por desgracia, he bailado como con dos pies izquierdos.
Y el amor no es zurdo tampoco. ¿O lo es? O quizá es que yo tenga que descubrir nuevos pasos para poder danzar; inventarme alguna técnica zurderecha...
El amor y yo no nos llevamos ya. Lo eché de mi vida porque lo convertí en mito. Sí, yo misma dije "tú no existes y si existes no sirves".
No sé ni por qué estoy hablando sobre el amor. No me siento "heart-broken". Quizá son las historias dolorosas en mi subconsciente de los rompimientos inevitables que he tenenido durante toda mi vida que, colectivamente, han decidido resurgir esta noche. Una noche así de simple, semi estrellada, una noche donde la luna se asoma hermosamente.
Y me temo que la luna me alumbra porque le doy pena.
Le doy pena porque para mí la vida real entre parejas se ha convertido en una película. Las pequeñas y escasas parejas que veo por ahí las veo como episodios de series o escenas de películas donde todo es bello y "cut". Se acabó. Bueno, hasta en los filmes hay un "cut". Ves, nada es real, ni siquiera el amor.
El amor me ha jodido. Tanto. Digo yo, porque de lo contrario no estaría escribiendo esta nota. Una nota escrita bajo los efectos del PMS y bajo los efectos de haber re-conocido a alguien.
Soy tan boba--él dice que soy boba. No he sabido separar una cosa de la otra. ¿Separar qué? Ni idea. Y me río (acabo de hacer un "chuckle" silencioso) porque la historia es larguita y complicada. Los antecedentes son graciosos, irónicos y entrelazados y los mantendré en secreto.
Sí, ahora ando jodida y radiante por tu culpa. Alguien la tiene que tener y no quiero ser yo.
"I've got some thinking to do" dice la canción que escucho en estos instantes y que llevo escuchando desde orita en "repeat".
Repeat. Eso es exactamente lo que me está pasando. Las historias se repiten. Mis historias de amor se repiten.
Agosto es "adiós" y en octubre alguien se asoma.
¿Cuán seria puede ser la vida conmigo para tripiarme de esta forma tan banal?
Ok, vida, ya sé, no eres tú, soy yo.
Baja el telón. Sube el telón.
Mi conclusión es que debo fluir. Aunque eso es lo que llevo haciendo desde que tengo memoria y mira cómo he terminado. Así, toda despechada y triste repentinamente.
De repente, también me viene a la mente un poema corto de Octavio Paz que me encanta (qué... wow, acabo de darme cuenta que se titula "Aparición", muy conveniente) y el cual nunca he podido comprender: "Si el hombre es polvo, esos que andan por el llano, son hombres".
[Silencio]
[Silencio]
Esa es quizá la gran respuesta. ¿Qué? ¿El poema o el silencio?
"No, Roxana, no. El amor ES la respuesta. Arréglate con él ya".
[Silencio]
A veces pienso que el amor es un invento. Que eso no existe. Quizá no existe para mí.
Quizá es que cuando sucede en mí ese aire caliente y doloroso, lo vivo intensamente. Duele porque es como un fuego muy frío que hiere mi pecho, me congela, me congela en amor. Y doy todo por ese amor. Quizá es eso. No debo darlo todo. Me debo quedar conmigo, con alguna parte. Pero necesito aprender cómo se hace. Es un misterio. Pero para mí todo lo es en este momento de mi vida.
it
No sé bailar, pero si un baile conozco, es el baile del amor.
Un baile que, por desgracia, he bailado como con dos pies izquierdos.
Y el amor no es zurdo tampoco. ¿O lo es? O quizá es que yo tenga que descubrir nuevos pasos para poder danzar; inventarme alguna técnica zurderecha...
El amor y yo no nos llevamos ya. Lo eché de mi vida porque lo convertí en mito. Sí, yo misma dije "tú no existes y si existes no sirves".
No sé ni por qué estoy hablando sobre el amor. No me siento "heart-broken". Quizá son las historias dolorosas en mi subconsciente de los rompimientos inevitables que he tenenido durante toda mi vida que, colectivamente, han decidido resurgir esta noche. Una noche así de simple, semi estrellada, una noche donde la luna se asoma hermosamente.
Y me temo que la luna me alumbra porque le doy pena.
Le doy pena porque para mí la vida real entre parejas se ha convertido en una película. Las pequeñas y escasas parejas que veo por ahí las veo como episodios de series o escenas de películas donde todo es bello y "cut". Se acabó. Bueno, hasta en los filmes hay un "cut". Ves, nada es real, ni siquiera el amor.
El amor me ha jodido. Tanto. Digo yo, porque de lo contrario no estaría escribiendo esta nota. Una nota escrita bajo los efectos del PMS y bajo los efectos de haber re-conocido a alguien.
Soy tan boba--él dice que soy boba. No he sabido separar una cosa de la otra. ¿Separar qué? Ni idea. Y me río (acabo de hacer un "chuckle" silencioso) porque la historia es larguita y complicada. Los antecedentes son graciosos, irónicos y entrelazados y los mantendré en secreto.
Sí, ahora ando jodida y radiante por tu culpa. Alguien la tiene que tener y no quiero ser yo.
"I've got some thinking to do" dice la canción que escucho en estos instantes y que llevo escuchando desde orita en "repeat".
Repeat. Eso es exactamente lo que me está pasando. Las historias se repiten. Mis historias de amor se repiten.
Agosto es "adiós" y en octubre alguien se asoma.
¿Cuán seria puede ser la vida conmigo para tripiarme de esta forma tan banal?
Ok, vida, ya sé, no eres tú, soy yo.
Baja el telón. Sube el telón.
Mi conclusión es que debo fluir. Aunque eso es lo que llevo haciendo desde que tengo memoria y mira cómo he terminado. Así, toda despechada y triste repentinamente.
De repente, también me viene a la mente un poema corto de Octavio Paz que me encanta (qué... wow, acabo de darme cuenta que se titula "Aparición", muy conveniente) y el cual nunca he podido comprender: "Si el hombre es polvo, esos que andan por el llano, son hombres".
[Silencio]
[Silencio]
Esa es quizá la gran respuesta. ¿Qué? ¿El poema o el silencio?
"No, Roxana, no. El amor ES la respuesta. Arréglate con él ya".
[Silencio]
Sunday, September 20, 2015
La más extraña
Hace tiempo leí un libro de astrología que decía que el día en que yo nací era el día del "subconsciente desconectado". Nunca he comprendido bien el significado de esa frase; lo que sí siempre he sabido es que soy extraña (ver señales). Usted podrá pensar, a simple vista, que soy la persona más normal del mundo. Pues sí. Pero, permítame contarle.
El pasado viernes, la compañía en la cual trabajo, planificó un pasadía para sus empleados en la hermosa islita de Icacos. El objetivo de esta actividad era que los empleados socializaran.
Socializar = beber, comer, hablar, bailar, beber, beber, bailar, etc.
(Primera señal) Yo estaba súper entusiasmada, no por la parte de socializar, sino por tener una experienca relajante alrededor de la naturaleza. Había tenido una semana muy fuerte y mi mente necesitaba desconectarse de todo (y todos). No podía esperar a estar dentro del agua cristalina de la isla. Para el roadtrip, me aseguré de prepararme bien.
(Segunda señal) Preparme bien = llevar ipod (evitar lo más posible escuchar reggeatón y salsa y toda la música que pongan allí); llevar un sketchbook (por si me aburro, poder practicar los trazos del dibujo). *No me llevé ningún libro porque sabía que sería imposible leer.
Llegué tempranito. Me monté en la guagua y me quedé tranquila allí adentro mientras la gente socializaba afuera.
(Tercera señal) De repente entra una compañera de trabajo súper sonriente y me dice que estoy demasiado seria.
Yo sabía que esto pasaría, yo sabía que la gente iba a preguntarme lo mismo de siempre, que por qué estoy seria, que me veo seria, etc... Pero respiré hondo y seguí en mi mood.
Durante el viaje hacia Fajardo, y según había predecido, la música que se escuchaba era salsa, reggeatón, Jennifer López y otras cosas por el estilo que todos anadaban cantando. (Cuarta señal) Excepto yo. Yo llevaba mi ipod para tratar de estar en mi zona y tratar de relajarme.
Mientras viajábamos cerré los ojos. Imaginaba estar sola; a mi memoria llegaban recuerdos de cuando estuve viajando en tren hacia Italia. Iba sola y feliz con mi música, el movimiento y el paisaje. Para mi pesar, estábamos en un "Party Bus" donde todo era oscuro y no permitía la vista a la calle. Esto casi me da depresión. Para mí no tenía sentido hacer un viaje sin poder apreciar el exterior. Pero bueno. Por fin llegaríamos al paraíso.
Llegamos y nos montamos en el catamarán, el cual continuaría con el mismo tipo de música.
Pasé el día en el agua y dentro del catamarán. Hablé con varias personas pero creo que la mayoría del tiempo (quinta señal) la pasé sola.
Evidentemente vinieron varias personas a preguntarme que si me encontraba bien, me preguntaron que si me pasaba algo, y me preguntaban que por qué estaba seria.
Estaba molesta e incómoda por estos cuestionamientos. En esos momentos, ya cansada de ver a la gente borracha y bailar, saqué mi sketchbook y me puse a dibujar una pared. Quería dibujar cómo me sentía. Y mientras trazaba las líneas iba teniendo una experiencia epifánica...de esas otras tantas que había tenido antes, pero no tan clara como la que estaba teniendo en aquel momento:
Yo pensaba. El mundo se divide en dos tipos de personas, en personas como ellos y en personas como yo. Claro que me voy a sentir más extraña todavía si la mayoría de las personas que están aquí y con las cuales trabajo son personas como "ellos" y no como yo. Estoy en el lugar equivocado. Eso es todo. Ellos no me entienden ni me van a entender. Pero, mi reflexión iba más allá... Yo me preguntaba: ¿ellos no le preguntan a las personas de raza negra por qué son negras o por qué se comportan de cierta manera, verdad? ¿Entonces, por qué me cuestionan a mí cómo soy?
El punto de mi reflexión era, en efecto, una cuestión sobre prejuicio y discriminación... Yo no estaba bailando ni bebiendo como ellos; así que yo era la a-normal, la extraña.
(Espero no estar exagerando pero verdaderamente cada vez que alguien se me acercaba a preguntarme si yo estaba bien era como si yo estuviera haciendo algo malo. En general, lo que sucedece es que la gente espera que tú seas de una forma y si no eres así te juzgan. Por eso es que hay guerras entre los países, entre las familias, porque no se saben aceptar los unos a los otros. Porque unos quieren imponer una identidad, creencia y comportamiento en los otros...).
En un mundo ideal, quisiera no tener que explicar cómo soy y por qué actúo de una manera. Quisiera no tener que decir "pues a ti te gusta el reggeatón y bailar, pero a mí no. Yo prefiero leer y entre más silencio y paz haya a mi alrededor, mejor". Yo quisiera, honestamente, no tener que explicarme. Pero hoy, en el blog de Maria Popova, leí un artículo cuyo título es "Pride, Prejudice, and the Provisions of Privilege: Margo Jefferson on Race, Depression, and How We Define Ourselves" que comienza con la siguiente cita de James Baldwin: "You’ve got to tell the world how to treat you...If the world tells you how you are going to be treated, you are in trouble".
I don't want to be in trouble, pensé yo inmediatamente.
Así que, léame bien, por favor, la próxima vez que me vea seria en un evento de la compañía, la próxima vez que me vea sentada, tranquila y observando mi alrededor, sepa que no me pasa nada, que así soy yo, que estoy bien y feliz y que quien está mal, probablemnte, pueda ser usted.
Ciao.
El pasado viernes, la compañía en la cual trabajo, planificó un pasadía para sus empleados en la hermosa islita de Icacos. El objetivo de esta actividad era que los empleados socializaran.
Socializar = beber, comer, hablar, bailar, beber, beber, bailar, etc.
(Primera señal) Yo estaba súper entusiasmada, no por la parte de socializar, sino por tener una experienca relajante alrededor de la naturaleza. Había tenido una semana muy fuerte y mi mente necesitaba desconectarse de todo (y todos). No podía esperar a estar dentro del agua cristalina de la isla. Para el roadtrip, me aseguré de prepararme bien.
(Segunda señal) Preparme bien = llevar ipod (evitar lo más posible escuchar reggeatón y salsa y toda la música que pongan allí); llevar un sketchbook (por si me aburro, poder practicar los trazos del dibujo). *No me llevé ningún libro porque sabía que sería imposible leer.
Llegué tempranito. Me monté en la guagua y me quedé tranquila allí adentro mientras la gente socializaba afuera.
(Tercera señal) De repente entra una compañera de trabajo súper sonriente y me dice que estoy demasiado seria.
Yo sabía que esto pasaría, yo sabía que la gente iba a preguntarme lo mismo de siempre, que por qué estoy seria, que me veo seria, etc... Pero respiré hondo y seguí en mi mood.
Durante el viaje hacia Fajardo, y según había predecido, la música que se escuchaba era salsa, reggeatón, Jennifer López y otras cosas por el estilo que todos anadaban cantando. (Cuarta señal) Excepto yo. Yo llevaba mi ipod para tratar de estar en mi zona y tratar de relajarme.
Mientras viajábamos cerré los ojos. Imaginaba estar sola; a mi memoria llegaban recuerdos de cuando estuve viajando en tren hacia Italia. Iba sola y feliz con mi música, el movimiento y el paisaje. Para mi pesar, estábamos en un "Party Bus" donde todo era oscuro y no permitía la vista a la calle. Esto casi me da depresión. Para mí no tenía sentido hacer un viaje sin poder apreciar el exterior. Pero bueno. Por fin llegaríamos al paraíso.
Llegamos y nos montamos en el catamarán, el cual continuaría con el mismo tipo de música.
Pasé el día en el agua y dentro del catamarán. Hablé con varias personas pero creo que la mayoría del tiempo (quinta señal) la pasé sola.
Evidentemente vinieron varias personas a preguntarme que si me encontraba bien, me preguntaron que si me pasaba algo, y me preguntaban que por qué estaba seria.
Estaba molesta e incómoda por estos cuestionamientos. En esos momentos, ya cansada de ver a la gente borracha y bailar, saqué mi sketchbook y me puse a dibujar una pared. Quería dibujar cómo me sentía. Y mientras trazaba las líneas iba teniendo una experiencia epifánica...de esas otras tantas que había tenido antes, pero no tan clara como la que estaba teniendo en aquel momento:
Yo pensaba. El mundo se divide en dos tipos de personas, en personas como ellos y en personas como yo. Claro que me voy a sentir más extraña todavía si la mayoría de las personas que están aquí y con las cuales trabajo son personas como "ellos" y no como yo. Estoy en el lugar equivocado. Eso es todo. Ellos no me entienden ni me van a entender. Pero, mi reflexión iba más allá... Yo me preguntaba: ¿ellos no le preguntan a las personas de raza negra por qué son negras o por qué se comportan de cierta manera, verdad? ¿Entonces, por qué me cuestionan a mí cómo soy?
El punto de mi reflexión era, en efecto, una cuestión sobre prejuicio y discriminación... Yo no estaba bailando ni bebiendo como ellos; así que yo era la a-normal, la extraña.
(Espero no estar exagerando pero verdaderamente cada vez que alguien se me acercaba a preguntarme si yo estaba bien era como si yo estuviera haciendo algo malo. En general, lo que sucedece es que la gente espera que tú seas de una forma y si no eres así te juzgan. Por eso es que hay guerras entre los países, entre las familias, porque no se saben aceptar los unos a los otros. Porque unos quieren imponer una identidad, creencia y comportamiento en los otros...).
En un mundo ideal, quisiera no tener que explicar cómo soy y por qué actúo de una manera. Quisiera no tener que decir "pues a ti te gusta el reggeatón y bailar, pero a mí no. Yo prefiero leer y entre más silencio y paz haya a mi alrededor, mejor". Yo quisiera, honestamente, no tener que explicarme. Pero hoy, en el blog de Maria Popova, leí un artículo cuyo título es "Pride, Prejudice, and the Provisions of Privilege: Margo Jefferson on Race, Depression, and How We Define Ourselves" que comienza con la siguiente cita de James Baldwin: "You’ve got to tell the world how to treat you...If the world tells you how you are going to be treated, you are in trouble".
I don't want to be in trouble, pensé yo inmediatamente.
Así que, léame bien, por favor, la próxima vez que me vea seria en un evento de la compañía, la próxima vez que me vea sentada, tranquila y observando mi alrededor, sepa que no me pasa nada, que así soy yo, que estoy bien y feliz y que quien está mal, probablemnte, pueda ser usted.
Ciao.
Sunday, July 19, 2015
Sentir
Sentir es vibrar, es vivir.
Ojalá pudiera decirlo todo. Pero qué bueno que existen secretos maravillosos por descubrir. Qué bueno que la vida nos deja huellas así, en forma de rompecabezas.
*
Hace un momento reflexionaba sobre por qué nos cuesta trabajo hablar sobre nuestros sentimientos. Son varios los factores. El temor por la reacción del otro. Su partida. Su enojo. Entonces nos reservamos y nos cerramos como las flores en invierno. Y nos quedamos así a medias, viviendo dentro de un caracol, tristes y ansiosos.
Y yo, tan a favor de decir lo que siento, de no dejar nada adentro de mi corazón, a pesar de mi naturaleza transparente y sentimental, también me cuesta expresarme. ¿Pero por qué? Soy un oximorón; me limita la misma energía que me desborda. ¿Qué será, qué será? Es el miedo por la reacción del Otro...
A veces nos preguntamos si es demasiado temprano o rápido para decirle a alguien cuánto lo queremos, cuán enamorado estamos, cuánto lo extrañamos, cuánto queremos verlo... Pero la verdad es que nunca es demasiado temprano. Lo que sí, podría ser demasiado tarde.
Recuerdo cuando estuve en el concierto de Paul McCartney. Fue la experiencia musical más maravillosa que haya tenido en toda mi vida. Paul contaba una historia sobre John Lennon. El decía que quería decirle algo y no lo hizo. No lo hizo y luego John se fue al cielo. Tristemente Paul se quedó con sus palabras. Es por esto que nos daba un consejo: "say it". "Say it!", lo repetía una y otra vez. Y todavía retumba en mi memoria su frase, su mandato y consejo de vida. Paul no quería que nos sucediera lo mismo que a él y por eso nos exhortaba a expresar todos nuestros sentimientos antes de que fuera demasiado tarde.
Pero es frustrante la distancia.
Y las palabras que salen de mi cerebro y corazón, en lo que llegan a mi boca, a mi lengua, se convierten en viento...
Pero si ese aliento exhorbitante de mi boca tuviera sonido desearía que fueran acordes de una guitarra. Creo que así nuestro entendimiento sería más sublime y mágico, como lo fue desde el primer día.
Ojalá pudiera decirlo todo. Pero qué bueno que existen secretos maravillosos por descubrir. Qué bueno que la vida nos deja huellas así, en forma de rompecabezas.
*
Hace un momento reflexionaba sobre por qué nos cuesta trabajo hablar sobre nuestros sentimientos. Son varios los factores. El temor por la reacción del otro. Su partida. Su enojo. Entonces nos reservamos y nos cerramos como las flores en invierno. Y nos quedamos así a medias, viviendo dentro de un caracol, tristes y ansiosos.
Y yo, tan a favor de decir lo que siento, de no dejar nada adentro de mi corazón, a pesar de mi naturaleza transparente y sentimental, también me cuesta expresarme. ¿Pero por qué? Soy un oximorón; me limita la misma energía que me desborda. ¿Qué será, qué será? Es el miedo por la reacción del Otro...
A veces nos preguntamos si es demasiado temprano o rápido para decirle a alguien cuánto lo queremos, cuán enamorado estamos, cuánto lo extrañamos, cuánto queremos verlo... Pero la verdad es que nunca es demasiado temprano. Lo que sí, podría ser demasiado tarde.
Recuerdo cuando estuve en el concierto de Paul McCartney. Fue la experiencia musical más maravillosa que haya tenido en toda mi vida. Paul contaba una historia sobre John Lennon. El decía que quería decirle algo y no lo hizo. No lo hizo y luego John se fue al cielo. Tristemente Paul se quedó con sus palabras. Es por esto que nos daba un consejo: "say it". "Say it!", lo repetía una y otra vez. Y todavía retumba en mi memoria su frase, su mandato y consejo de vida. Paul no quería que nos sucediera lo mismo que a él y por eso nos exhortaba a expresar todos nuestros sentimientos antes de que fuera demasiado tarde.
Pero es frustrante la distancia.
Y las palabras que salen de mi cerebro y corazón, en lo que llegan a mi boca, a mi lengua, se convierten en viento...
Pero si ese aliento exhorbitante de mi boca tuviera sonido desearía que fueran acordes de una guitarra. Creo que así nuestro entendimiento sería más sublime y mágico, como lo fue desde el primer día.
Sunday, June 28, 2015
Nelly
Abuela nació en 1923 en el pueblo de Moca. Tiene 93 años...y Alzheimer. Hace tiempo que no me reconoce ni a su familia. Su memoria divaga en otra vida, en otros recuerdos. No sé mucho sobre esta enfermedad. Creo que sé lo que muchos saben que es: pérdida de la memoria. Pero, para mí, más que pérdida de la memoria, se trata de un regreso. Lo mágico, terrible e irónico del Alzheimer es que es como una máquina del tiempo que te encarcela en el pasado. Y ahí te quedas. Es regresar al tiempo, a los años, a la juventud, a la niñez, al nacimiento.
Abuela no reconoce el presente. Ella, por ejemplo, sí sabe que tiene hijos...Pero cuando los recuerda habla de ellos como si fueran niños. Y llora. Llora porque no los ve en la casa. Otra veces pide que la lleven a su hogar como si fuera una joven que quiere estar en casa de sus padres. Su mente está en los 1920's, 1930's, 1940's, 1950's, 1960's... Este siglo no existe para ella.
Abuela siempre estuvo presente en mi vida. Desde pequeña era ella quien nos cuidaba a mí y a mi hermano. Ella era mi protectora y mi maestra en la cocina. Por ejemplo, con ella aprendí a hacer salsas de adobo para las carnes. También hice desayunos y arroz blanco en la arrocera.
Recuerdo que ella estudió solo hasta segundo grado. Aprendió a leer y a escribir. Pero también recuerdo yo ser su maestra y enseñarle a escribir palabras nuevas.
Abuela siempre cuidó de todos. Su casa era el punto de encuentro de sus hijos, primos, tíos, vecinos. Y ella cocinaba para todos, hacía café para todos. Se ocupó de dar toda su energía para hacer feliz a su familia, de recibirla en su casa, de alimentarla. Aunque eso le daba satisfacción, en ocasiones llegó a confesarme y resentir que ella no había podido estudiar porque tuvo que cuidar a su familia desde pequeñita. También llegó a decirme que toda su vida se trató de cuidar a todos pero ella no hizo mucho por ella. De trás de estos comentarios, sentía que abuela estaba triste, que ella hubiera querido hacer otras cosas más. Cuando ella y titi se mudaron a otra casa, Abuela estaba contenta de no ser ella la que cocinaba. Me decía que ella lo había hecho toda su vida y que ahora por fin alguien lo hacía por ella.
Ayer la fui a ver al hospital. La vi frágil, perdida. Me miraba profundamente a los ojos...como tratando de reconocerme. Yo le hablé telepáticamente y le dije "abuela, todo está bien, todo va a estar bien". Yo sentí que ella me entendió. Casi todo el tiempo que estuve allí permaneció callada. Cuando habló preguntó "dónde estoy" y comentó varios frases: "se va a trabajar" "llega, trabaja"... Hablaba en intérvalos, como buscando cada palabra, como tratando de capturarlas de sus recuerdos. Hubiera jurado que hablaba de abuelo o de titi. Ellos vivieron con abuela y trabajaban mucho. Apuesto que pensaba en abuelo como quiera.
Cuando anuncié que me iba del hospital titi Maggie me dijo que le pidiera la bendición a abuela para ver si me contestaba. Ella me miró fijamente a los ojos y solo movió su cabeza hacia arriba y hacia abajo, como diciendo "sí". Y me fui triste pero bendecida.
Una vez abuela me dijo que no se iba a morir hasta que yo me casara. Ella quiere ir a mi boda. No sé qué pensar bien sobre eso. Para mí abuela es y siempre será eterna me case o no. Y estará conmigo siempre, a donde quiera que vaya. Y cuando ella se vaya de la Tierra, yo espero que pueda conseguir la libertad y aprendizaje que siempre deseó tener.
Abuela no reconoce el presente. Ella, por ejemplo, sí sabe que tiene hijos...Pero cuando los recuerda habla de ellos como si fueran niños. Y llora. Llora porque no los ve en la casa. Otra veces pide que la lleven a su hogar como si fuera una joven que quiere estar en casa de sus padres. Su mente está en los 1920's, 1930's, 1940's, 1950's, 1960's... Este siglo no existe para ella.
Abuela siempre estuvo presente en mi vida. Desde pequeña era ella quien nos cuidaba a mí y a mi hermano. Ella era mi protectora y mi maestra en la cocina. Por ejemplo, con ella aprendí a hacer salsas de adobo para las carnes. También hice desayunos y arroz blanco en la arrocera.
Recuerdo que ella estudió solo hasta segundo grado. Aprendió a leer y a escribir. Pero también recuerdo yo ser su maestra y enseñarle a escribir palabras nuevas.
Abuela siempre cuidó de todos. Su casa era el punto de encuentro de sus hijos, primos, tíos, vecinos. Y ella cocinaba para todos, hacía café para todos. Se ocupó de dar toda su energía para hacer feliz a su familia, de recibirla en su casa, de alimentarla. Aunque eso le daba satisfacción, en ocasiones llegó a confesarme y resentir que ella no había podido estudiar porque tuvo que cuidar a su familia desde pequeñita. También llegó a decirme que toda su vida se trató de cuidar a todos pero ella no hizo mucho por ella. De trás de estos comentarios, sentía que abuela estaba triste, que ella hubiera querido hacer otras cosas más. Cuando ella y titi se mudaron a otra casa, Abuela estaba contenta de no ser ella la que cocinaba. Me decía que ella lo había hecho toda su vida y que ahora por fin alguien lo hacía por ella.
Ayer la fui a ver al hospital. La vi frágil, perdida. Me miraba profundamente a los ojos...como tratando de reconocerme. Yo le hablé telepáticamente y le dije "abuela, todo está bien, todo va a estar bien". Yo sentí que ella me entendió. Casi todo el tiempo que estuve allí permaneció callada. Cuando habló preguntó "dónde estoy" y comentó varios frases: "se va a trabajar" "llega, trabaja"... Hablaba en intérvalos, como buscando cada palabra, como tratando de capturarlas de sus recuerdos. Hubiera jurado que hablaba de abuelo o de titi. Ellos vivieron con abuela y trabajaban mucho. Apuesto que pensaba en abuelo como quiera.
Cuando anuncié que me iba del hospital titi Maggie me dijo que le pidiera la bendición a abuela para ver si me contestaba. Ella me miró fijamente a los ojos y solo movió su cabeza hacia arriba y hacia abajo, como diciendo "sí". Y me fui triste pero bendecida.
Una vez abuela me dijo que no se iba a morir hasta que yo me casara. Ella quiere ir a mi boda. No sé qué pensar bien sobre eso. Para mí abuela es y siempre será eterna me case o no. Y estará conmigo siempre, a donde quiera que vaya. Y cuando ella se vaya de la Tierra, yo espero que pueda conseguir la libertad y aprendizaje que siempre deseó tener.
Sunday, June 7, 2015
Gracias
Esta semana recibí las "gracias" de parte de dos clientes distintos en mi trabajo. En una industria en la que todos nos comportamos casi como robots, recibir las "gracias" y leer "gracias por tu buen trabajo" me conmovió. "Alguien sabe" me dije, "alguien sabe que le estoy poniendo mucho corazón y empeño a mi trabajo". Sobre todo, "hay alguien que como yo sabe que somos humanos". Al menos, dentro de mi mundo loco y exhorbitante, es importante mantenerse fijo en el plano de la naturaleza humana. Si uno lo pierde de vista, es posible caer en ese espacio errático del "work overload" y perderse en ese túnel oscuro no es saludable.
Así que... ¿por qué me conmovió y me extrañó que me dijeran las gracias? No fue porque no crea que estoy haciendo un buen trabajo, sino porque alguien se tomó su tiempo de llamarme y escribirme para expresar su agradecimiento. Gracias. Gracias es una palabra mágica que muchos dan por sentado hoy día. Esa palabra no solo penetró en mi cabeza...yo juro que una flor nació en mi pecho porque sentí que después del año y pico que llevo en la compañía mi trabajo tenía sentido.
¿Cuándo fue la última vez que le diste las gracias a tu empleado, colega o amigo? Y no digo de escribirle un email, digo de llamarlo y decirle verbalmente lo agradecido que estás por su trabajo, amistad, o ayuda...
Muchos piensan que un trabajo es una "obligación", y que como "obligación" no necesita de las gracias...Para mí el trabajo no es una obligación, es una alternativa que uno escoge hacer por diferentes razones. Para vivir, claro. Pero sepan que al final del día más que recibir un cheque, recibirlo con "gracias" cambia el sentido de todo; un mundo de inspiración y motivación se presenta ante uno.
Así que gracias por abrirme esa puerta...Gracias infinitas.
Así que... ¿por qué me conmovió y me extrañó que me dijeran las gracias? No fue porque no crea que estoy haciendo un buen trabajo, sino porque alguien se tomó su tiempo de llamarme y escribirme para expresar su agradecimiento. Gracias. Gracias es una palabra mágica que muchos dan por sentado hoy día. Esa palabra no solo penetró en mi cabeza...yo juro que una flor nació en mi pecho porque sentí que después del año y pico que llevo en la compañía mi trabajo tenía sentido.
¿Cuándo fue la última vez que le diste las gracias a tu empleado, colega o amigo? Y no digo de escribirle un email, digo de llamarlo y decirle verbalmente lo agradecido que estás por su trabajo, amistad, o ayuda...
Muchos piensan que un trabajo es una "obligación", y que como "obligación" no necesita de las gracias...Para mí el trabajo no es una obligación, es una alternativa que uno escoge hacer por diferentes razones. Para vivir, claro. Pero sepan que al final del día más que recibir un cheque, recibirlo con "gracias" cambia el sentido de todo; un mundo de inspiración y motivación se presenta ante uno.
Así que gracias por abrirme esa puerta...Gracias infinitas.
Monday, May 25, 2015
Silencio
La soledad me inspira. El silencio y la naturaleza me inspiran. Los pájaros cantando, el sonido de los árboles. Todo esto para mí es el cielo, mi utopía. Es mi espacio ideal de trabajo, de crear, de pensar, meditar, estar en contacto con la energía natural del mundo.
Pero, hoy día casi todos pecan de algo muy terrible y agotador llamado ruido.
Es la cultura que me ha tocado vivir. Nadie parece comprender que el silencio es esencial para todo y todos, especialmente para algunas personas cuya creatividad y cordura dependen de este.
Para unos el silencio les causa ansiedad, para otros, lo contario. A veces, el ruido me afecta de una forma que perecería irreparable. Me llena de desespero.
Soy feliz cuando son las 7pm y salgo de trabajo. Voy a mi carro. No prendo el radio. Y llego en paz a mi casa.
Los fines de semana no acepto invitaciones, salvo las familiares (y cuidado). Siempre prefiero quedarme en mi hogar leyendo, escribiendo o trabajando. Es rara la vez que pongo música. Para mí el viento y los árboles que rodean mi apartamento son un tesoro. Gracias al universo mis vecinos tampoco hacen ruido. Actualmente vivo feliz por eso.
En general creo hoy día la gente tiene una obsesión en querer estar conectada, ya sea en persona o en las redes sociales. La gente me invita a salir, digo no. La gente me ve sola almorzando y me invita a su mesa, digo no. No, gracias. Realmente estoy bien estando sola. ¿Qué gano yo compartiendo con estas personas? Casi nada. Lamentablemente. A parte de la obsesión que tienen por verse, juntarse y hablarse, lo único que hacen es hablar de "yo", "yo" y "yo" como si el universo girara alrededor de ellos. La gente ya no se interesa en el otro, sino en sí mismos.
I think one of the faults of young people today is that they try to come together around events that are noisy, almost aggressive at times. This desire to be together in order to not feel alone is an unfortunate symptom, in my opinion. Every person needs to learn from childhood how to be spend time with oneself. That doesn’t mean he should be lonely, but that he shouldn’t grow bored with himself because people who grow bored in their own company seem to me in danger, from a self-esteem point of view. Andrei TarkovskyLa gente, como dice Tarkovsky, se alimenta del ruido y del vacío. Nadie logra sentirse cómodo en su propio silencio, en la lejanía. El problema es que existe un estigma sobre la soledad, los callados, el silencio. No está bien visto ante la sociedad. Por eso, escoger estar solo y sentirse cómodo con su propio silencio es casi un acto de rebeldía y valentía.
The choice of solitude, of active aloneness, has relevance not only to romance but to all human bonds — even Emerson, perhaps the most eloquent champion of friendship in the English language, lived a significant portion of his life in active solitude, the very state that enabled him to produce his enduring essays and journals. And yet that choice is one our culture treats with equal parts apprehension and contempt, particularly in our age of fetishistic connectivity. Hemingway’s famous assertion that solitude is essential for creative work is perhaps so oft-cited precisely because it is so radical and unnerving in its proposition. Maria Popova.Para mí la soledad es todo. Yo me nutro del silencio y de la naturaleza. No es que nunca salga ni hable con gente, siempre lo hago. Mi rutina me obliga, y está bien. Por eso me es tan fascinante la soledad, porque me permite conocer otro lado de mí, y de la gente. Me siento igual que Sara Maitland quien describe su experiencia en su libro "How To Be Alone" así:
I got fascinated by silence; by what happens to the human spirit, to identity and personality when the talking stops, when you press the off button, when you venture out into that enormous emptiness. I was interested in silence as a lost cultural phenomenon, as a thing of beauty and as a space that had been explored and used over and over again by different individuals, for different reasons and with wildly differing results. I began to use my own life as a sort of laboratory to test some ideas and to find out what it felt like. Almost to my surprise, I found I loved silence. It suited me. I got greedy for more. In my hunt for more silence, I found this valley and built a house here, on the ruins of an old shepherd’s cottage.Por eso hoy y todos los días, doy gracias por tener estos ratitos de silencio, porque sin ellos la musa no llegaría tranquila o llegaría del todo.
Subscribe to:
Posts (Atom)